Por Juan Carlos Martinez
La decisión de una juez de la República de condenar a una cuasi cadena perpetua a uno de sus generales que salvó a Colombia de las garras del comunismo -6 y 7 de noviembre de 1985-(para los movimientos revolucionarios el fin justifica los medios en su lucha contra el sistema), es dolorosa para una patria que ha derramado la sangre de sus mejores hombres en defensa de las libertades y ahora sometidos a la pena de la cárcel y de un tajo borrando su gloria militar.
El país civilizado no puede pasar por alto las atrocidades de las fuerzas irregulares que atacaron a la justicia asesinando a sus magistrados en la cruenta toma del Palacio de Justicia y por la cual varios altos oficiales de nuestras Fuerzas Armadas son condenados a prisión mientras los provocadores del salvaje magnicidio fueron premiados con el poder y la riqueza de la Nación.
En sus formas de lucha eso es lo que han hecho los movimientos insurgentes en Colombia para provocar la crisis política e ideológica asesinando a sus mejores hombres y el M-19, aunque ya reinsertado, 26 años después logra lo que no pudo alzado en armas: vencer en los estrados judiciales al coronel Edgar Plazas Vega y al general Jesús Armando Arias Cabrales.
Hoy son condenados. Mañana la historia los absolverá como lo hizo con nuestros próceres de nuestra independencia.
Por supuesto que la patria también lamenta y llora a los civiles caídos en el Palacio de Justicia.
Suena duro pero el pragmatismo no oculta la verdad sobre la guerra: nunca ha sido y tampoco lo será limpia.
La historia de los humanos en la guerra es para vencer o morir y en ésta oportunidad perdió el movimiento pro Moscú y Pekín, que simbolizaba el M-19 a través de Antonio Navarro Wolf, Gustavo Petro, Otty Patiño, Ever Bustamente, Vera Grave, Carlos Alonso Lucio, Rosemberg Pabón, para solo citar a los amnistiados más renombrados que aún viven.
La formación de nuestros militares ha sido en la guerra de verdad promovida desde el exterior (Cuba, URSS y la China de Mao) y nuestros generales han sido el verdadero sostén de nuestras libertades.
Josef Stalin, el dictador de la desaparecida Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, perdía la guerra contra la Alemania Nazi después de someter a la purga a sus mejores generales en la fría Siberia rusa o asesinándolos.
Finalmente triunfó no solo por el invierno sino porque los aliados -Estados Unidos y los ingleses- abrieron nuevos frentes de batalla y le entregaron alimentos y armas para que terminara como una de las naciones ganadoras de la Segunda Guerra Mundial.
Esta pequeña introducción es para que no se menosprecie a los troperos y guerreros que al igual que Plazas Vega y Arias Cabrales, el general Gustavo Matamoros Camacho, arriesgaron sus vidas para que los civiles podamos disfrutar de la libertad y de la democracia de hoy y no hayamos caído en las dictaduras de La Habana y más recientemente en la de Caracas.
Colombia no puede perder la guerra contra los ejércitos irregulares, en el Palacio de Justicia.
También es lamentable la abrupta salida de Matamoros Camacho. Su apellido es una institución militar. De mucho respeto entre los soldados de la patria.
No en vano es hijo de quien conocí como ministro de Defensa, general Gustavo Matamoros D’costa (1984-1985) en el gobierno del Presidente de la República, Belisario Betancur Cuartas, casualmente atacado por el M-19 vía Palacio de Justicia.
Matamoros D’costa, que reemplazo como ministro al general Fernando Landazabal Reyes, tuvo una brillante vida militar de recio y fuerte carácter que heredó su hijo.
Fue Edecán coronel (los periodistas de la época los llamados ‘Gorilas’ le temían) del Presidente Carlos Lleras Restrepo (1966-1970) en el Palacio de San Carlos hoy sede de la Cancillería colombiana.
Falleció después de soportar una larga enfermedad. También por casualidad uno de los dos ministros que murió en el gobierno de Betancur Cuartas.
El otro fue mi paisano, Rodrigo Lara Bonilla, ministro de Justicia, asesinado en una fecha como la del sábado 30 de abril pero de 1984.
Pese a la adversidad ante los jueces, Colombia quiere y admira a sus generales.
Periodista de TNN@
Este blog, además de eltiempo.com, es publicado TNN@ por en los correos electrónicos de congresistas, ministros, funcionarios del gobierno, periodistas de los diferentes medios de comunicación de Colombia y del exterior e independientes en América y Europa. Esporádicamente en Diario Política de Argentina. A esta red se unió familia colombo-italiana residenciada en Valenza, provincia de Alessandria, norte de Italia.